Orgasmo masculino: Así afecta al descanso

Nov 8, 2022 | PAREJA, DESCANSO | 0 Comentarios

Hoy en día ya sabemos que los estímulos que nos conducen al orgasmo, son diferentes en hombres y mujeres. Y mientras el orgasmo masculino puede durar de media entre 3 y 10 segundos, el que experimentan las mujeres pueden puede alcanzar (y superar) los 20 segundos.

Las diferencias también influyen en la recuperación posterior al orgasmo. Tras la eyaculación, los hombres necesitan un tiempo de recuperación para poder tener sexo de nuevo. En este período refractario que puede durar entre varios minutos e incluso horas, los hombres experimentan una relajación intensa que acaba derivando en ganas de dormir.

La relajación tras el orgasmo masculino es tan fuerte, que hasta el 80% de los hombres se duermen de manera profunda después de haber practicado el coito. Por el contrario, solo el 46% de las mujeres encuestas en este estudio pudieron dormir profundamente, quedando el resto en un estado de activación.

¿Por qué se producen estas diferencias? ¿Por qué el orgasmo masculino induce más al sueño que el orgasmo femenino?

6 diferencias entre el orgasmo masculino y el femenino

1. La frecuencia

Mientras que el 75% de los hombres que mantiene relaciones sexuales es capaz de alcanzar el clímax, esa cifra baja en el caso de las mujeres, situándose en un 69%. Estas cifras suelen equipararse más en relaciones con dos personas de un mismo género.

2. Estimulación

La mujer puede encontrar estimulación en diversas zonas erógenas de su cuerpo (desde los labios al cuello pasando por la espalda), e incluso a través de las palabras y los susurros. Por su parte, los hombres pueden ser más básicos en la estimulación. Con el simple contacto físico y visual de los genitales ya puede alcanzarlo.

3. La excitación

La psicología femenina permite que las mujeres puedan excitarse con fantasías que no ofrezcan aspectos puramente sexuales. Tener un sentido de la empatía más desarrollado ayuda a la excitación. Por el contrario, los hombres también requieren de la imaginación, pero se limitan a buscar imágenes de índole puramente sexual.

4. El tiempo de recuperación entre coito y coito

Como decíamos en la introducción, los hombres pasan por un periodo refractario. Es decir, un tiempo de “carga” tras la eyaculación en el que pasan a un estado de relajación tan grande que pueden llegar a quedarse dormidos. Obviamente, las mujeres no necesitan esta fase, por lo que podrían volver a practicar relaciones sexuales inmediatamente después del primer coito.

5. Eyaculación

El final del sexo para los hombres suele ser sinónimo de eyaculación. Esto se debe a una herencia genética y ancestral, ya que el sexo estaba relacionado con la reproducción. Por su parte, las mujeres pueden tener orgasmos más diferentes o sin necesidad de penetración (gracias al clítoris).

6. El clímax

A nivel cerebral, los hombres y las mujeres activan diferentes zonas del cerebro durante la excitación y la estimulación. Pero todas esas diferencias desaparecen cuando alcanzamos el clímax. En ese momento, tanto las mujeres como los hombres experimentan una aceleración de la frecuencia cardiaca, aumenta el ritmo de nuestra respiración y hasta la sensación de placer causada por las contracciones musculares es similar.

Orgasmo masculino

¿Cómo influye el sexo en el sueño y viceversa para los hombres?

En el repaso por las diferencias que hombres y mujeres tienen respecto al mantenimiento de prácticas sexuales, hemos encontrado el punto clave que provoca el sueño tras el orgasmo masculino.

Ese periodo refractario es la mayor representación de la relación tan estrecha que existe entre el sueño y la sexualidad. Una vida donde disfrutamos de una buena higiene del sueño y de relaciones sexuales, es más plena y sana que sin estos conceptos.

En otros artículos hemos podido observar que dormir poco suele provocar una inapetencia sexual. Y esta falta de estimulación y excitación, no fomenta el descanso y la conciliación del sueño. Este bucle puede romperse más fácilmente con la introducción de una vida sexual plena.

El aumento del deseo sexual en los hombres genera unas consecuencias muy positivas en su autoestima. Está demostrado a nivel científico que la práctica sexual disminuye los niveles de estrés, fomentando así una mayor conciliación del sueño y de forma más placentera.

Con el orgasmo liberamos una serie de sustancias. Entre ellas se encuentran la oxitocina y la serotonina, dos hormonas capaces de inducirnos al sueño. Si a este par de sustancias le añadimos la liberación de prolactina, el resultado es una especie de sensación de saciedad sexual. Una calma que, en el caso de los hombres, los transporta a la mencionada fase refractaria, caracterizada un estado pleno de relajación y, por tanto, de somnolencia.