¿Cómo duermen los delfines?

Ene 4, 2020 | ANIMALES, CURIOSIDADES

A diferencia de otros seres que habitan en el mar, a los humanos nos despierta mucho más curiosidad saber cómo duermen los delfines. El hecho de que sean los animales más inteligentes del planeta hace que empaticemos más con estas adorables criaturas. Y lo más interesante de todo es que los reyes de los oceanográficos demuestran su capacidad de razonamiento y conocimiento hasta durmiendo. Solo así han conseguido no ahogarse mientras dormían durante miles de años. ¿O acaso habías olvidado de que son mamíferos y carecen de branquias?

El sueño y su correspondiente descanso es algo necesario que repercute en la salud de los humanos. Un procedimiento que se debe aplicar a los animales pero al que incluir una variable: el sentido de supervivencia. Un animal dormido es sinónimo de presa fácil para sus depredadores, lo que provoca que los seres que se encuentran en el lugar más inferior de la cadena alimentaria (desde ciervos a ratas) son los que menos horas duermen. Y aunque los delfines podrían ser considerados captores de peces como los salmonetes, están influenciados por otro tipo de matiz.

Igual que sucede con otros mamíferos marinos como las ballenas, los delfines tienen una gran preocupación mientras duermen: respirar. Un factor que repercutirá en tanto en la calidad de su descanso como en el número de horas que se permiten dormir.

Duermen las mismas horas que los humanos… pero con sorprendentes diferencias

Si los seres humanos respiramos de manera automática (algo conocido como respiración involuntaria), los delfines son respiradores voluntarios. Esto significa que su cerebro es el que indica a su cuerpo cuándo respirar. Si hicieran como las personas, respirarían debajo del agua hasta el punto de que acabarían ahogándose. Esta respiración voluntaria asegura que estos mamíferos marinos solo respiren cuando salen a la superficie.

Debido a esta premisa los delfines se convierten en uno de los seres vivos más peculiares del planeta a la hora de dormir: nunca concilian el sueño del todo ya que solo uno de sus hemisferios duerme. ¿Qué ocurre con la otra parte del cerebro? Mientras el lado derecho duerme, el izquierdo se mantiene despierto. Y viceversa.

Los delfines, que como ocurre con los humanos necesitan un descanso de ocho horas al día, duermen por turnos. Es decir, cuando el hemisferio derecho es el que duerme, lo hace durante unas cuatro horas. Cuando lo hace el izquierdo en otro momento, dormirá otras cuatro horas.

Gracias a esta maravillosa demostración de la infinita sapiencia de la naturaleza, estos periodos de sueño unihemisféricos ralentizan el metabolismo de los delfines a la par que les permiten descansar, mantener el calor corporal, estar alerta ante cualquier peligro y evitar el grave riesgo de ahogarse. Y por si esto fuera poco, la mitad despierta del cerebro también mantiene un globo ocular en funcionamiento para que puedan seguir viendo.

En movimiento y a veces por parejas, estas son las posturas más comunes

La particular manera que tienen los delfines de dormir, dividiendo los dos hemisferios en diferentes momentos, provoca que sigan en movimiento mientras sueñan. Una forma de evitar que las diferentes corrientes marinas les lleven a la deriva pero no la única. Otra de las alternativas es hacerse acompañar de otros delfines. Navegar por parejas permite que mientras uno de ellos está durmiendo, el otro animal lo mantenga en movimiento gracias a la estela que provoca la navegación.

Cuando no lo hacen por parejas y en movimiento como hemos comentado anteriormente, los delfines también tienen la capacidad de dormir tanto vertical como horizontalmente. En este último caso lo hacen de manera individual y con una mayor profundidad en el sueño. Esto es algo que ocurre principalmente de noche y recibe el nombre de tala. El extraordinario parecido que existe entre un delfín durmiendo sobre la superficie del mar y un tronco de madera flotando es el motivo de esta nomenclatura.

Por último encontramos a los delfines en cautividad que habitan en los oceanográficos. Tal y como se ha observado a lo largo de los años, el instinto de supervivencia se mitiga, lo que provoca que les podamos encontrar durmiendo el fondo de sus peceras.