Nunca puedo dormir 8 horas

Oct 10, 2020 | CONSEJOS, DESCANSO

De alguna manera, se ha extendido un debate entre dos corrientes. La primera y tradicional es la que seguramente tú conozcas: hay que dormir 8 horas al día. La otra, novedosa, indica que no es aconsejable hacerlo más de las ocho horas recomendadas. ¿Los motivos? Según algunos Institutos del sueño como el de Chile, indican que el hipersomnio puede alternar nuestro estado de ánimo hasta conducirlo a la depresión, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes o enfermedades cardiovasculares y, además, produce alteraciones metabólicas.

Pero fuera de esta nueva corriente e incluso fuera de las 8 horas de sueño para adultos recomendadas por los expertos, hay una estirpe de personas que coinciden en una alteración del sueño aún peor. Hablamos de aquellos que nunca alcanzan esas horas estipuladas.

¿Por qué no puedo dormir 8 horas seguidas? Estas son las causas

Seguro que aún lo recuerdas. Cuando llegaste a la adolescencia, además de los cambios ya consabidos, tu reloj biológico se modificó y tenías la capacidad de dormir de manera infinita. Aunque te entraba el sueño pasada la medianoche, luego necesitabas quedarte en la cama más tiempo de lo habitual cuando amanecía. Posteriormente, estos hábitos se vinieron abajo con la edad adulta hasta el punto de contar con los dedos de una mano la cantidad de noches que has podido descansar ocho horas del tirón.

Las causas más frecuentes de este tipo de problema en la C están motivadas en parte por el ritmo de vida actual. Pero mientras los elementos artificiales y externos de nuestro alrededor van más deprisa y se consumen antes (el trabajo, el ocio, la conciliación familiar, los debates en redes sociales, las vacaciones, los éxitos, las penas…), nuestro cuerpo permanece inalterable en su ritmo. Una desincronización de impactos que acaba alterando nuestra higiene del sueño:

El estrés y la ansiedad

Como ya hemos comentado, el ritmo de vida trae consigo un incremento de las preocupaciones relacionadas con lo laboral, lo familiar, las finanzas, lo social e incluso la salud. Traumas, discusiones y alteraciones del sistema nervioso que acaban produciéndonos insomnio o irregularidades en nuestra higiene del sueño.

Una mala alimentación

Sobre todo por la noche, tendemos a realizar cenas copiosas que podemos llegar a acompañar con el consumo de alcohol (y de hasta un café después de cenar). Todas estas sustancias, incluida la cafeína, lo único que provocan son digestiones más pesadas, acidez estomacal o flujo gástrico, los cuales alteran tu sueño.

Hábitos negativos antes de irnos a la cama

Irregularidad en nuestros horarios (tanto el acostarse como al levantarnos), siestas que se van de las manos, actividades físicas pocas horas antes de acostarnos, consumo de alcohol o cafeína, demasiado uso de dispositivos electrónicos, mal equipo de descanso, colchón inapropiado que no se adapta a tus necesidades, ruidos, contaminación lumínica por la noche… Todos estos elementos acaban alterando tu reloj biológico y, por ende, la calidad de tu descanso.

Los horarios laborales

Trabajar en diferentes turnos o el realizar demasiados viajes por motivos de trabajo pueden traer consigo alteraciones de los ritmos circadianos y de tu reloj biológico.

 Cumple estos hábitos para obtener una mejor higiene del sueño

Salvo excepciones, lo habitual es que con la constancia y un poco de fuerza de voluntad podamos modificar las malas conductas. Alcanzar la correcta higiene del sueño está en nuestras manos y no existe ni un solo hábito que vaya a provocarte verdaderos quebraderos de cabeza. Desde hacerte con un equipo de descanso que se adapte a tus necesidades físicas a la modificación de la alimentación, los siguientes consejos te ayudarán a dormir mejor cada noche.

– Tú conoces tu cuerpo mejor que nadie. Entiendes cuál es la firmeza y la transpirabilidad que necesitas para dormir. Hazte con un colchón adecuado a tus necesidades y acompáñalo con el resto del equipo de descanso: almohada, canapé, somier

Regula tus horarios y mantén la constancia: acuéstate y levántate todos los días a la misma hora.

Practica deporte y haz ejercicio con regularidad, pero no abuses en las últimas horas del día o activarás tu metabolismo más de lo que tu sueño requiere.

– No consumas tabaco o alcohol (especialmente por la noche).

– No abuses de las cenas copiosas y, por lo general, mantén una dieta sana, equilibrada y rica en triptófano.

– No fuerces con las siestas y no las hagas más allá de las 3 ó 4 de la tarde. Y recuerda, nunca duermas más de 30 minutos.

– Crea un buen ambiente en tu dormitorio: temperatura alrededor de 22 grados, ausencia de ruidos, contaminación lumínica, uso de dispositivos electrónicos y, sobre todo, no utilices la cama como oficina de trabajo. ¡El colchón es solo para dormir!