Cómo saber si tengo insomnio o no
Dependiendo de la encuesta a la que acudas, entre un 25% y un 30% de la población padece de insomnio. Y aún peor, hasta el 15% sufre del llamado insomnio crónico. En todos estos casos, hablamos del trastorno del sueño que imposibilita la conciliación, calidad o duración del sueño. Es decir, varios patrones que influyen en su diagnóstico y no siempre lo podemos achacar a un “me duermo tarde”. Es por ello que a veces nos resulta complicado saber si lo tenemos o no.
¿A qué llamamos insomnio? Causas y síntomas de este trastorno del sueño
Existe una delgada línea entre el insomnio y los problemas para dormir. No es lo mismo padecer una serie de inconvenientes que dificultan el sueño (microdespertares, no conseguir dormirse pronto, levantarse antes de lo debido…), que un diagnóstico en el que sí se pueda hablar de insomnio. Para padecer esto último, la clave está en el día siguiente. ¿Tenemos malestar durante el día? ¿Tienes cansancio diurno? ¿Se prolonga el problema en el tiempo? Si la respuesta a estas tres preguntas es “sí”, entonces podemos estar hablando de insomnio.
Aunque los especialistas en salud dictaminan que una buena higiene del sueño comienza por dormir ocho horas, no todas las personas necesitan esa misma cantidad. Y que existan durmientes que les basta con cinco o seis, también ha ayudado a difuminar la definición de insomnio. Porque a esta categoría de personas tampoco se les podría etiquetar como insomnes. Simplemente, sus cuerpos están habilitados para dormir una menor cantidad de horas.
El insomnio es el trastorno del sueño que disminuye tanto la cantidad de horas como la calidad del mismo. Implica una dificultad para conciliar el sueño, pero también para mantenerlo. Pero, sobre todo, provoca un estado físico y anímico de cansancio perpetuo. Sus síntomas más obvios son los siguientes:
– Acostarse y pasar horas despierto sin conseguir conciliar el sueño.
– Dormir en períodos muy breves.
– Pasar gran parte de la noche en estado de vigilia.
– Despertarse horas antes de la hora prevista.
– Padecer fatiga y cansancio durante el día siguiente.
Respecto a las causas más comunes encontramos las relacionadas con trastornos propios de la persona (problemas psicológicos o incluso psiquiátricos), las orgánicas (enfermedades físicas) y las alteraciones de índole emocional. En definitiva, cualquier situación que nos lleve a los siguientes estados: ansiedad, miedo, estrés, tensión (física y psíquica), preocupación, nervios, angustia y tristeza. Obviamente, a esos estados emocionales y psicológicos hay que añadir las causas físicas (enfermedades que provocan dolor). Existe un tercer reducto de insomnes. Son aquellos que lo padecen a causa de la ingesta de sustancias estimulantes, desde el café hasta los estupefacientes. Por último, habría que añadir a aquellos que lo padecen por la toma de ciertos medicamentos.
Entonces, ¿cómo puedo saber si lo que me pasa es insomnio?
Con la información detallada en el apartado anterior ya nos podemos hacer una idea de qué es el insomnio. Al final, hablamos de un trastorno que, aun siendo de índole subjetivo, afecta a nuestro día a día. Nos conduce a un estado de vigilia donde la irritabilidad, el cansancio, la falta de concentración, nuestro comportamiento, la sociabilidad, la energía física y las emociones se han visto alteradas.
Facilitar a nuestro médico de cabecera o a un especialista toda la información relacionada con el párrafo anterior será clave para su diagnóstico. A partir de ahí, se podrán realizar un estudio del sueño para descartar otros trastornos como la apnea, el síndrome de piernas inquietas u otro tipo de hipersomnias.
Para su diagnóstico también es importante conocer los antecedentes familiares relacionados con el propio insomnio y otros ítems como el consumo de alcohol, café, estupefacientes y la toma de medicamentos. Además, habrá que detallar nuestros hábitos del sueño (horarios de acostarnos y levantarnos), la dieta que seguimos (incluyendo las horas a las que comemos y cenamos) o la práctica deportiva.