Cómo evitar las pesadillas: técnicas para reducirlas
Las pesadillas suelen ir asociadas a la niñez. Y es que normalmente se hacen más presentes cuando pasamos los seis o siete años. Se inicia en esa fase vital una época de terrores nocturnos causados por los problemas escolares, la convivencia en casa y las películas de terror. El problema puede venir si se vuelven recurrentes cuando ya somos mayores. Es entonces cuando resultará importante saber cómo evitarlas.
¿Qué son las pesadillas y por qué se producen?
Por regla general, las pesadillas no están consideradas un trastorno del sueño. Solo cuando se repiten con tanta frecuencia que acaban causando angustias, ansiedades e incluso miedo a dormir. Pero, ¿qué son las pesadillas?
Las pesadillas hacen su primera aparición sobre los 3 ó 4 años. A partir de ahí se inicia una fase creciente que alcanza su pico máximo justo antes de entrar en la adolescencia. Hablamos de esos sueños de carácter terrorífico y perturbador que originan sentimientos como la ansiedad, el estrés y el miedo. Y aunque, como decimos, suelen estar asociadas en la infancia, muchos adultos las experimentan de manera recurrente.
Por el lado positivo, hay que considerar a las pesadillas como una forma de liberar todas esas inseguridades y miedos que pueblan nuestro día a día. Es por ello que, siendo aún un campo por explorar, se ha intentado dar significados a todo tipo de pesadillas. A medio camino entre la psicología y la literatura, podemos encontrar subtextos que expliquen porque soñamos con arañas, con caer al vacío o con ir desnudos por la calle.
¿Podemos evitar la aparición de las pesadillas?
Las pesadillas suelen producirse de manera espontánea, pero casi siempre por una serie de detonantes que podemos manipular y controlar. Incluso las que resultan recurrentes. De hecho, se pueden establecer una serie de variables que definen al durmiente más propenso a padecerlas.
Hablamos de personas con un nivel de ansiedad y estrés alto. Normalmente bastante nerviosos e inseguros y que están pasando por una etapa emocional más complicada. También podemos añadir como causa el consumo de alcohol y otros estupefacientes. Y por último, lo que más define a la persona con pesadillas recurrentes. Obviamente, hablamos de esos durmientes que han padecido episodios traumáticos tanto en su infancia como en la edad adulta.
Aunque nos puedan parecer incontrolables, la realidad es que se puede menguar la aparición de pesadillas nocturnas. Y no nos referimos a dejar de ver cine de terror o leer libros de Stephen King, sino a mantener una higiene del sueño saludable.
A través de la siguiente serie de rutinas que mejoren la calidad de nuestro sueño, podremos disminuir su aparición:
– Mantener un horario regular: despertarnos y acostarnos siempre a la misma hora (incluyendo fines de semana).
– Intenta mantener una dieta sana y equilibrada. Y más aún, no abuses de las cenas copiosas ni a altas horas de la noche (las pesadillas son más frecuentes tras ellas).
– El café y las bebidas estimulantes también pueden provocar la aparición de pesadillas nocturnas.
– Intenta hacer ejercicio, y más aún practica la medicación o el yoga para relajar los nervios si estás pasando por una etapa emocional más convulsa.
– Un baño relajante un par de horas antes de acostarse puede ayudarte a liberar la tensión del día.
– Evita dormir en habitaciones donde los ruidos sean constantes o haya demasiada iluminación. Controlar el contexto donde duermes te ayudará a evitarlas.
Si las pesadillas se han vuelto recurrentes y te afectan la salud mental, no dudes en consultar con un especialista psicológico. La ayuda profesional te servirá para navegar en los motivos de esos sueños. Muchos especialistas aconsejan escribir en una libreta la pesadilla que has tenido la noche anterior, leerla en voz alta y romper el papel. Puede producir un efecto terapéutico y liberador.