Cómo dormir en el trabajo
Por regla general, aquellas personas que trabajan en una oficina suelen llevar los siguientes elementos personales: una taza de café, un termo, alguna foto con tus hijos y la típica libreta para las reuniones. Objetos comunes que en el caso de los japoneses se pueden ver incrementados por una revelación: las almohadas. ¡Sí! El país de la ética laboral ha comenzado a implementar eso de dormir en el trabajo. ¿Te imaginas que lo trasladáramos aquí? Por si alguna vez sucede, te desgranamos diferentes trucos con los que podrás echar una siesta en horario de oficina.
4 posturas para dormir en la oficina
Aunque cueste creerlo, en Japón está bien visto eso de dormir en el puesto de trabajo. La explicación es tan sencilla como sorprendente. Los sueños nocturnos de los japoneses son tan escasos en horas que aprovechan momentos como el traslado al trabajo o lugares como librerías, centros comerciales y cafeterías para echar pequeñas cabezadas. La situación es tan extrema que se ha normalizado que duerman en las oficinas.
Estas siestas laborales socialmente aceptadas en la cultura oriental, encuentran el recibimiento opuesto cuando hablamos de países como el nuestro. Pero aunque ni a tu jefe ni a tus compañeros les pueda sentar bien eso de verte dormir entre reunión y reunión, la realidad dictamina que nuestra sociedad también ha alcanzado un ritmo de vida donde cada vez cabe menos el descanso. Con los niveles de estrés y ansiedad por las nubes, conciliar el sueño por las noches a veces puede resultar una quimera. Por ello, y sin que sirva de precedente, hemos aglutinado algunos consejos para que puedas convertir tu oficina en un remake de tu propia habitación. Y aunque no dispondrás de tu colchón viscoelástico, un apaño podrá resolverte.
La postura del pensador
Ya sabes, apoya tu barbilla sobre una mano en la típica pose para pensar que los humanos hemos preestablecido. Colócate de espaldas al resto de la oficina, como si estuvieras muy concentrado mirando la pantalla del ordenador. Además de abrir varios documentos en el ordenador, esparce sobre el escritorio papeles, bolígrafos… cualquier elemento que pueda indicar lo ocupado que estás. Por último, y como guinda final, ponte unos cascos o auriculares. ¿El motivo? Servirán de coartada en el caso de que te hablen y, al estar durmiendo, no te hayas enterado.
La postura del miope
Similar a la posición anterior pero mucho más arriesgada (y menos recomendable), encontramos en la postura del miope una táctica extrema para dormir en la oficina. Básicamente consiste en apoyar tu cabeza sobre la pantalla del ordenador, haciéndote el miope o el que tiene problemas de visión. Complementa esta atrevida táctica agarrando el ratón con una mano y el bolígrafo con otra, como si estuvieras doblemente ocupado. Aunque te suene raro e incluso estúpido, hay aventureros que han conseguido echar una cabezada de esta manera.
La postura de “se me ha caído algo al suelo”
Cada cual más intrépida, la postura que viene a continuación te puede resultar demasiado contorsionista (pero repetimos, todas han dado resultados exitosos). Consiste en apoyar tu cabeza sobre la mesa para echar una cabezadita pero con la salvedad de estirar uno de tus brazos hasta el suelo, donde habrás situado un boli, un lápiz, el teléfono o cualquier otro objeto que te sirva para decir “ay, es que se me ha caído y lo estaba recogiendo”.
La postura de arreglar el ordenador
Posiblemente la más cómoda pero igual de arriesgada que las anteriores. Esta postura gana puntos extras si tienes la suerte de que la mesa de tu ordenador está frente a la puerta. Para alcanzar este nirvana, has de sentarte dentro del hueco de tu mesa, haciendo como que estás conectando algún cable del ordenador. Lo bueno es que si sale bien puedes apoyar la cabeza sobre la tabla de madera y estirar las piernas si el cubículo es lo suficientemente grande.
Más allá de estas posturas universalizadas y más extendidas de lo que piensas, desde Maxcolchon te aconsejamos que revises tu higiene de sueño y utilices un equipo de descanso adecuado a tus necesidades.