Qué es la hipersomnia en ancianos

Abr 24, 2022 | CONSEJOS, TERCERA EDAD | 0 Comentarios

Una de las imágenes más asociadas con la tercera edad y los ancianos es verlos dormir constantemente, incluso durante el día. Y, en muchas ocasiones, hacerlo más en un sofá con la luz del día que en la cama por la noche. Las combinaciones son infinitas pero el problema siempre tiene el mismo común denominador: la hipersomnia.

¿Qué es la hipersomnia y por qué afecta tanto a los ancianos?

Se conoce con el nombre de hipersomnia al trastorno del sueño que afecta a la población más mayor. Al llegar a determinada edad, las personas cambiamos nuestro reloj biológico de tal manera que padecemos mayor sueño excesivo durante el día que por la noche. Algo que también puede suceder, aunque por la noche se duerman las horas suficientes. La consecuencia de todo esto es que los ancianos que la padecen sufren de falta de concentración y energía.

La medicina divide la hipersomnia en dos variantes muy diferenciadas. Por un lado, la primaria. Aquella que es incapaz de explicar el exceso de sueño y no está provocada por causas más orgánicas. Por su parte, la hipersomnia secundaria está provocada por condiciones de índole médico: Síndrome de Parkinson, síndrome de fatiga crónica, insuficiencia renal… En cualquiera de estas dos divisiones, afecta más a la población masculina que a las mujeres.

Otras causas que provocan la hipersomnia en los ancianos es el consumo de alcohol, tabaco y cierta medicación cuyos efectos secundarios colindan con este trastorno del sueño.

Tipos de hipersomnia que existen

Aunque sus causas se dividen en dos, como hemos visto anteriormente, existen hasta tres tipos de hipersomnia:

Hipersomnia idiopática con sueño reducido:

Esta categoría afecta a aquellos ancianos que, a pesar de dormir entre 6 u 10 horas por la noche, padecen dificultades para despertar por la mañana o después de las diversas siestas diarias que tienen.

Qué es la hipersomnia en ancianos

Hipersomnia idiopática con sueño prolongado:

Los durmientes llegan a tener descansos nocturnos de hasta 12 ó 14 horas. Sin embargo, este sueño aún les permite realizar siestas largas de entre tres y cuatro horas que se ven agravadas con dificultades para despertarse.

Hipersomnia recurrente:

La vertiente más rara y poco común apela a esta categoría más propia de los hombres y que suele producirse entre 1 y 10 veces al año.

Consecuencias de padecer hipersomnia

La hipersomnia es un trastorno del sueño común entre las personas más mayores. El hecho de que haya quedado asociada a la tercera edad no significa que deje de ser menos grave en algunos casos. Y es que este trastorno trae consigo una pérdida de la calidad de vida de quienes la padecen e incluso de aquellos que los rodean.

– Mayor irritabilidad

– Fatiga

– Cansancio

– Desorientación

– Pérdida de memoria

– Cambios de humor y modificación en el estado de ánimo

– Falta de apetito y mala alimentación

– Problemas de sociabilidad

– Disminución de las actividades

– Empeoramiento del estado físico

¿Se puede evitar su aparición o es inevitable cuando llegamos a cierta edad?

Esta es la pregunta más repetida cuando nos encontramos que nuestros abuelos o padres alcanzan una edad y observamos cómo tienden a dormir más horas y hacerlo mucho durante el día. Por mucho que el imaginario colectivo haya asociado la hipersomnia con la tercera edad, es un trastorno del sueño que puede tratarse.

Primero de todo deberemos consultar con un médico para que realice un diagnóstico y establezca qué tipo de hipersomnia padece. A partir de ahí, se impondrá un tratamiento que puede derivar en dos vertientes muy diferenciadas

  • De tipo farmacológico: El médico especialista precisa que una medicación determinada puede regular la somnolencia del paciente.
  • De tipo no farmacológico: A través de técnicas de comunicación que eviten el aislamiento social y terapias corporales que incluyen ejercicios para activar el cuerpo y limitar así las horas de sueño, se puede ayudar a nuestros mayores a que no sufran de hipersomnia.

Centrándonos en este último aspecto más relacionado con la ayuda familiar, es importante realizar un control que les regule sus rutinas diarias y el horario de sueño. Además, hay que tener paciencia cuando se muestran irritables y con constantes cambios de humor. En definitiva, debemos recordar todo lo que han hecho por nosotros cuando sus facultades estaban en su máximo esplendor, quererlos, protegerlos y ayudarlos.