Cómo ayudar a tus hijos a superar el miedo a dormir solos
Un problema recurrente que suele darse en la infancia es la aparición de miedos. Algunas veces, los más pequeños pueden sentirse asustados sin saber muy bien la razón. No obstante, el miedo es un instinto primitivo que nos alerta de algún posible peligro, ya sea real o imaginario. Por ello, la sensación de miedo tiene el objetivo principal de mantenernos alerta con el fin de protegernos. Pero, ¿qué podemos hacer cuando nuestros hijos tienen miedo a dormir solos?
A qué edad duermen los niños solos
Todos hemos sido niños, y prácticamente todos hemos pasado algo de miedo a la hora de acostarnos. Y es que la mayoría de los niños experimentan miedos nocturnos en algún momento durante la infancia. Superar estos miedos puede no ser fácil para muchos, pero el miedo a dormir solo no dura para siempre.
La edad en la que los niños comienzan a dormir solos puede variar según cada niño y las circunstancias familiares. Sin embargo, algunos expertos sugieren que el momento oportuno para que los niños duerman solos puede ser alrededor de los 2 a 3 años.
Es común que los niños duerman con sus padres durante el primer y segundo año, pero entre los 3 o 4 años, podría ser beneficioso que tengan su propia habitación. Esto les ayuda a empezar a ser un poco más independientes y puede mejorar la calidad del sueño para toda la familia.
Consejos para que tus hijos pierdan el miedo a dormir solos
¿Cómo hacer que mi hijo duerma solo? Es posible que en algunos momentos no sepamos qué actitud mantener y cómo abordar los episodios de miedo que presentan nuestros hijos. Por ello, te damos algunas recomendaciones que podrían ser de ayuda:
– Nunca se debe ignorar el miedo que siente nuestro hijo, ya que para él ese temor existe y es muy real.
– Validar sus sentimientos a fin de que vea que somos empáticos y le apoyamos puede resultar positivo. Es importante no decirle nunca que sus miedos son tonterías ni que los niños fuertes no tienen miedo y no lloran.
– Debemos mantener el control en todo momento y no desesperarnos.
– Explicarles que nosotros también tenemos miedo en algunas ocasiones.
– Hacer todo lo posible para comprender los miedos de nuestro hijo y expresarles afecto ante sus ataques de miedo.
En lo que respecta a cómo ayudar a los niños con sus miedos antes de dormir, es importante no hacer algunas cosas si queremos que el miedo se les pase:
- No obligarles a hablar sobre ello
Para empezar, es importante tratar de entender al pequeño y sus miedos. Hay que darles la oportunidad de que hablen sobre lo que les asusta si ellos quieren, aunque no resulta recomendable obligarles a hablar sobre ello si no se encuentran preparados.
- No desestimar sus miedos
A lo largo de su crecimiento, la naturaleza del miedo a dormir solo en un niño puede ir cambiando. Así, es habitual que los niños más pequeños tengan dificultades para diferenciar lo que es real de lo que es imaginario. En estos casos, es importante no desestimar ni burlarse del miedo del niño. Un miedo que puede parecer una tontería para nosotros puede ser muy real para ellos.
- No apoyar ni desarrollar el miedo
Una vez que comprendamos la naturaleza de su miedo (o miedos) a dormir solo, es importante no apoyar ni desarrollar estos miedos. Por ejemplo, si el niño o la niña tiene miedo de los monstruos, no finjamos que a esos monstruos los podemos “asustar” nosotros para que esa noche no vayan de visita a su cuarto. Estas acciones podrían hacer que los niños piensen que nosotros también creemos en ese personaje imaginado.
- Evitar la exposición del pequeño ha contenido que pueda contribuir sus miedos
Es importante tratar de evitar todos aquellos vídeos, programas de televisión, libros o cuentos de miedo que puedan fomentar los miedos antes de dormir del pequeño.
- No permitir que se levante de la cama
En ningún caso deberíamos animar al pequeño a que se levante de la cama. El objetivo es ayudarle a superar sus miedos. Si puede quedarse en la cama y confirmar que todo está bien, aprenderá a confiar en que la cama es un lugar seguro.
Si permitimos que el niño se levante y entre en nuestra habitación o en la habitación de otros miembros de la familia que estén despiertos, puede que llegue a entender que su habitación no es un lugar seguro. Es mejor acompañar a los pequeños de nuevo a su cama.
(h2) Cómo enseñar a tus hijos a dormir solos
“Es imposible que mi hijo se vaya solo a la cama”. “Mi hija no quiere dormir sola”. Cuando escuchamos este tipo de quejas, hay algunas medidas que podemos llevar a cabo para que el pequeño y la pequeña superen su temor a la noche. Estas son algunas de ellas:
- Dejar una pequeña luz encendida
Una luz nocturna puede ser ideal para brindar seguridad por la noche, incluso si el miedo a dormir solo viene dado por la oscuridad. Existen luces específicas para los niños que les ayudan a dormir sin interferir con el inicio de su sueño.
- Poseer un objeto de seguridad
Puede ser útil que el pequeño tenga un objeto de seguridad (como un peluche o una manta especial, por ejemplo), que utilice durante la noche y le ayude a sentirse más relajado a la hora de dormir.
- Compartir habitación
A veces, compartir el cuarto con un hermano o familiar, especialmente si este es mayor que el niño, puede ser de gran ayuda para reducir los miedos a la hora de dormir.
- Una mascota que le acompañe
Disponer de una mascota de compañía (preferiblemente un animal que no duerma en la cama), puede brindar seguridad durante la noche y hacer que se reduzca el miedo a dormir solo.
- Fomentar experiencias en las que pueda desarrollar la confianza en sí mismo
Es importante que el pequeño tenga experiencias durante el día que sirvan para desarrollar su confianza. Si se siente seguro durante el día, esto también le ayudará a sentirse seguro por la noche.
- Acompañarle un rato si lo necesita
Dependiendo de su edad, es posible que antes de dormir quiera hablar sobre sus miedos. Si es así, se le puede escuchar y tratar de tranquilizarle.
Si le cuesta separarse de ti por la noche, o si grita de miedo después de acostarle, es importante ir y preguntarle qué ocurre. Hay ciertas frases tranquilizadoras que pueden ser de especial ayuda para ellos en estos casos. Decirle, por ejemplo, que va a estar bien y que los adultos estamos ahí para asegurarnos de que el pequeño esté a salvo puede ser de gran ayuda.
De hecho, si el pequeño está muy asustado y creemos que no puede tolerar estar solo en el dormitorio, está bien quedarse de vez en cuando junto a su cama hasta que se duerma. Aun así, es importante no pasar demasiado tiempo con él para que no dependa de nuestra presencia.
Si siente demasiada ansiedad por quedarse solo, podemos controlarle de forma periódica: comenzar revisándolo cada 5 minutos, luego cada 10 minutos, luego 15… así hasta que se duerma.
Si el pequeño se despierta en mitad de la noche y tiene miedo de volver a dormirse, podemos asegurarle que está a salvo y que nos encontramos cerca. Si el pequeño se levanta de la cama durante la noche y va a tu dormitorio, llévalo de vuelta a la cama y bríndale seguridad. Es importante no levantarle de la cama, y hacerle saber que la cama es un lugar seguro y cómodo.
Cómo es una buena rutina para que los niños pierdan el miedo a dormir solos
La hora de dormir puede ser un momento de tranquilidad y conexión para los niños, pero también puede desencadenar ansiedad y miedo a quedarse solos en la oscuridad.
El objetivo, además de establecer una rutina reconfortante que promueva el sueño, es que consiga experimentar un ambiente de seguridad y calma. Es decir, que los niños se sientan cómodos al irse a dormir solos.
Por ejemplo, si un niño tiene un miedo recurrente a la oscuridad y a no querer dormir solo, es posible que no quiera que los padres apaguen la luz de su habitación, y siempre trate de posponer la hora de acostarse.
Además, puede que en algunas ocasiones en mitad de la noche entre en el dormitorio de los progenitores y quiera acostarse en la cama diciéndonos “no puedo dormir, tengo miedo”. Ante este problema, se recomienda a los padres que actúen de la siguiente forma:
- Fijar una hora para acostarse
Elegir y respetar una hora regular para acostarse todas las noches es vital para establecer un ritmo circadiano saludable y ayudar a los niños a prepararse mentalmente para el sueño.
- Evitar estímulos
Una hora antes de dormir, es importante evitar actividades estimulantes como ver televisión, jugar videojuegos o participar en conversaciones estresantes que puedan interferir con la capacidad del niño para relajarse y conciliar el sueño.
- Preparación para dormir
Dedica de 20 a 45 minutos antes de acostarse para realizar actividades relajantes que ayuden al niño a desconectar y prepararse para dormir. Esto puede incluir un baño tibio para relajar los músculos, ponerse el pijama, cepillarse los dientes y, por supuesto, leerle algún cuento.
- Anticipar necesidades
Asegúrate de que todas las necesidades del niño estén cubiertas antes de acostarse. Esto puede incluir tener un vaso de agua cerca, asegurarse de que el pequeño haya ido al baño y tener su peluche favorito o algún objeto reconfortante a mano.
- Tiempo de conexión
Dedica unos minutos antes de apagar las luces para hablar con tu hijo sobre cosas agradables que sucedieron durante el día y los planes para el día siguiente. Esto no solo fortalece el vínculo entre padres e hijos, sino que también ayuda a tranquilizar al niño y calmar cualquier ansiedad que pueda sentir sobre dormir solo.
6. Dar las buenas noches con amor y cariño
Termina la rutina de la hora de dormir con abrazos, besos y deseos de buenas noches. Es importante que el niño se sienta amado y seguro antes de quedarse solo en su habitación.
Al seguir esta rutina todas las noches y enfocarse en actividades relajantes y reconfortantes, se crea un ambiente propicio para que los niños se sientan cómodos y seguros al irse a dormir solos. La consistencia y el cariño son clave para ayudar a los niños a superar el miedo a dormir solos y establecer hábitos de sueño saludables para toda la vida.
Qué no se debe hacer para ayudar a tu hijo a dormir solo
En ocasiones, podemos percibir que nuestro hijo se comporta de forma extraña y no entendemos qué es lo que está pasando exactamente. Y es que, a veces, los niños han podido oír expresiones del tipo “tener miedo es de débiles” o “los niños valientes no tienen miedo”. Estas expresiones, a menudo, pueden hacer que no quieran reconocer que sienten miedo.
Es vital que entiendan que todo el mundo puede sentir miedo de vez en cuando y que no es nada extraño, ni negativo. Para ello, un primer paso puede ser ayudarles a identificar qué es el miedo, para qué sirve y cómo podemos sentirlo en nuestro cuerpo.
Por nuestra parte, la de los padres, es necesario que sepamos cómo ayudarles. Pero, quizás, es más importante conocer cuáles son los fallos más frecuentes. En otras palabras, que no debemos hacer.
- Falta de rutina
No establecer una rutina constante para acostarse y despertarse puede confundir a tu hijo sobre cuándo es hora de dormir, lo que dificulta el establecimiento de hábitos de sueño saludables.
- Permitir que se duerma fuera de su cama
Si tu hijo se despierta durante la noche, es mejor calmarlo en su propia cama en lugar de llevarlo a la tuya. Esto ayuda a fomentar su independencia y seguridad al dormir solo.
- Cenas pesadas antes de acostarse
Evita darle a tu hijo cenas muy copiosas antes de dormir, ya que esto puede dificultar su capacidad para conciliar el sueño y provocar malestar estomacal.
- Uso de dispositivos electrónicos
No permitas que tu hijo utilice dispositivos electrónicos antes de dormir, ya que la luz azul que emiten puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño, y dificultar la conciliación del sueño.
- No abordar los miedos nocturnos
Si tu hijo tiene miedo a la oscuridad o sufre de pesadillas, es importante hablar sobre estos miedos durante el día y encontrar formas de reducir su ansiedad antes de la hora de dormir.
- Exceso de azúcar en la cena
Evita darle a tu hijo alimentos con alto contenido de azúcar antes de dormir, ya que el azúcar tiene un efecto excitante que puede dificultar que se relaje y concilie el sueño.
- Hacer cosas que puede hacer solo
No hagas cosas que tu hijo puede hacer solo, como ir al baño o levantarse a beber agua. Atender estas demandas constantemente puede retrasar el momento de dormir y fomentar una dependencia poco saludable.