La luz azul-violeta afecta a nuestro reloj biológico

Feb 5, 2021 | MATERNIDAD, MUJER

Hoy en día, lo más habitual es pasar al menos un par de horas del día frente a una pantalla, sea cual sea nuestra edad. De hecho, de media, una persona consulta su smartphone aproximadamente 150 veces al día.

Teniendo en cuenta que tanto el móvil, como el ordenador o la televisión emiten esta luz, vale la pena estar atentos a las consecuencias que esta puede acarrear en nuestra salud. Y es que esta luz azul puede tener diferentes consecuencias para la salud: dolores de cabeza o fatiga ocular, entre otros.

¿Qué es la luz azul?

Dentro del espectro de la luz, el extremo de menor longitud de onda es el que corresponde a la luz azul-violeta, entre los 380 y los 475 nanómetros. Además, también es importante diferenciar entre la luz azul-turquesa y la luz azul-violeta. Y es que solo esta última es considerada nociva debido a que se encuentra más cerca de los rayos UV.

Las pantallas de los distintos dispositivos digitales son fuentes de luz artificial, y por tanto son mayores generadoras de luz azul con respecto a otras fuentes naturales de luz. Sin embargo, la mayor fuente de luz azul es el sol, y aparte de las pantallas, los fluorescentes y los LED también son conocidos como grandes fuentes emisoras de luz azul.

En cualquier caso, la luz azul que suele resultar más perjudicial para nosotros es la de la pantalla, por el simple hecho de que pasamos más horas mirándola. Y esto puede afectar tanto a nuestra salud ocular como a nuestro reloj biológico.

La luz azul y la salud ocular

Aunque la investigación no ha determinado todavía cómo de nociva puede llegar a ser esta luz para nuestro organismo, existen algunos estudios que relacionan este problema con enfermedades oculares.

Tanto es así que el desarrollo de cataratas podría verse potenciado por la exposición prolongada a la luz azul-violeta, aunque todavía es necesario llevar a cabo más investigación al respecto.

Además, según pruebas clínicas llevadas a cabo por Essilor y el Instituto de la Visión de París, se ha demostrado que la exposición prolongada a la luz azul-violeta podría aumentar el riesgo de sufrir daños en la retina. En concreto, la exposición prolongada a esta luz podría contribuir al desarrollo de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).

Esta enfermedad la padecen cerca de 100 millones de personas en todo el mundo y es la primera causa de ceguera en países industrializados. Además, se espera un amplio incremento en los próximos años.

La luz azul y el reloj biológico

Centros investigadores como el Lightning Research Center (LRC) se centran en determinar el papel que juegan los smartphones, los ordenadores y las tablets en perturbar el reloj biológico de los usuarios.

Según las investigaciones al respecto, los efectos nocivos del uso de pantallas durante tiempos prolongados, especialmente cuando se lleva a cabo antes de dormir, son mayores que los de las pantallas de televisión que hemos estado mirando durante décadas.

Y es que nuestro reloj biológico se rige por factores internos y externos de nuestro cuerpo, como la luz, que suprime la melatonina (hormona del sueño), que hace que tengamos ganas de dormir.

Es por eso que últimamente se ha hecho más habitual utilizar aplicaciones como f.lux o el modo Night Shift para filtrar la luz azul en las pantallas por la noche. Aunque, al parecer, según un estudio de el LRC, filtrar la luz azul creada por las pantallas reduce la supresión de melatonina, pero realmente no resuelve todo el problema.

A partir de este descubrimiento, los científicos recomiendan simplemente apagar las pantallas con luz propia al menos dos horas antes de acostarse, que es cuando el cuerpo comienza a producir melatonina.

Y es que el problema principal, según expertos en el tema, no es la luz azul: el problema reside en la regularidad de nuestro reloj biológico y su ciclo sueño-vigilia. Actualmente, nuestra vida se define por una desincronización absoluta entre el reloj biológico y el entorno, lo que causa enfermedades, falta de rendimiento, interrupción del sueño o aumento de la somnolencia durante el día.

En cualquier caso, la luz azul-violeta de las pantallas parece no ser una gran aliada para nuestro descanso. Es por eso que te recomendamos tratar de evitar al máximo posible el uso de aparatos electrónicos que emitan esta luz antes de dormir. Aunque no lo creas, ¡tu cuerpo lo agradecerá!