Cómo cuidar la alimentación en Navidad
¿Se puede cuidar la alimentación en Navidad cuando es una época repleta de comidas familiares, celebraciones regadas con alcohol, turrones, mazapanes y copas de cava? Se puede. ¿Cómo? Siguiendo, en la medida de lo posible, una serie de hábitos que frenarán los excesos típicos de estas fechas tan calóricas.
7 consejos que nos ayudarán a cuidar la alimentación durante las Navidades
Irónicamente, la Navidad se puede convertir en una época de pecados. Obviamente, no hablamos de situaciones graves, sino de esos excesos de índole alimenticio con los que vertebramos unas fiestas que pasamos con amigos, familiares y seres queridos.
No vamos a negar lo evidente. Navidad es sinónimo de un trozo de turrón, polvorones, langostinos, copas de cava, un gin-tonic con tus compañeros de trabajo, más langostinos y platos y más platos. En definitiva, es abandonar el año con kilos de más y la eterna promesa y propósito de año nuevo (apuntarse de nuevo al gimnasio).
Con el objetivo de no tener que sufrir el día 7 de enero, existen una serie de consejos que nos ayudarán a convertir las Navidades en unas fechas más equilibradas. Al menos, a nivel alimenticio.
– Limita las comilonas a los días festivos: Dicho de otro modo, intenta apostar por una dieta sana y equilibrada el resto de las Navidades. Vale que los días 24 (cena de nochebuena), 25 (comida de Navidad), 31 de diciembre (cena de nochevieja) y el 1 (comida de año nuevo) y el 5 de enero (cena de Reyes) nadie puede saltarse la celebración, pero nos quedan casi dos semanas donde podemos apostar por frutas, hortalizas, carnes sin excesos de grasas o pescados ricos en fósforo y otros nutrientes.
– Modera el consumo de alcohol: Una copa de cava por aquí, otra de gin-tonic por allá, volver a brindar, sacar la sidra… Las navidades son unas fiestas de encuentros y celebraciones, algo que culturalmente tenemos asociado en el imaginario colectivo con el consumo de alcohol. Piensa en tu salud, en tu dieta y hasta en tu descanso. Limita ese consumo y sé más creativo a la hora de brindar (por ejemplo, con cocteles sin alcohol).
– Deberías comer muy sano los días anteriores a la llegada de la Navidad: Aunque deberíamos mantener una dieta saludable todo el año, la lógica nos dice que debemos poner más énfasis los días previos a las fiestas. Por ello, obvia más aún los alimentos con azúcar, los dulces, las carnes grasas y el consumo de alcohol.
– Convierte las frutas, hortalizas y legumbres en tu alimentación cuando no tengas celebraciones familiares: Alcachofas, espárragos, lentejas, zanahorias, puerros, cebollas, brócoli, remolacha, apio, guisantes, piña, boniato, espinacas o kiwi. ¿Qué tal si impregnamos nuestra alimentación con estos alimentos entre el 26 de diciembre y el 30? ¿Y entre el 2 y el 5 de enero?
– Intenta hacer algo de deporte y ejercicio físico: Aunque pueda parecerte un propósito de inicio de año o un hábito más propio de un superhéroe, en las Navidades también puedes practicar ejercicio físico. Sal a correr o andar, organiza un partido de fútbol con tus amigos o rescata la bicicleta para pasear por tu ciudad.
– Sé creativo en las cenas y comidas familiares: Con el acceso completo que tenemos a Internet, no debería resultarnos tan difícil navegar por un par de webs y encontrar aperitivos más saludables y ricos en nutrientes. ¿Qué tal un salmón con salsa pesto? ¿Y apio con top de queso y aceitunas? Hay un montón de recetas ahí fuera que te están esperando.
– No te sacies cuando no toque y mantén horarios regulares en las comidas: En navidad no solo engordamos porque comemos más, también lo hacemos por las deshoras en las celebraciones, la cantidad de cosas que picamos entre horas y, claro está, porque nos saciamos (algo lógico con la cantidad de platos que presiden las mesas y celebraciones familiares).