Cómo ayudar a los niños con autismo a dormir

May 22, 2021 | INFANTIL

Según se ha publicado en diversos estudios, como este publicado en la revista Sleep e investigado por la Universidad Ben-Gurion de Israel, entre el 40% y el 80% de los niños que se encuentran en el espectro autista tienen dificultades y problemas tanto para conciliar el sueño como para mantenerlo. Nos referimos a perturbaciones a la hora de dormirse, interrupciones constantes durante la noche e incluso levantarse más pronto de lo necesario. En definitiva, demasiadas complicaciones que nos deben empujar a comprender mejor la enfermedad y sus consecuencias con la finalidad de ayudar a los niños con autismo a dormir.

¿En qué consiste el autismo infantil y cuáles son sus posibles causas?

El autismo, incluido el infantil, es un trastorno de índole neuropsiquiátrico que generalmente se manifiesta durante los tres primeros años de vida. Normalmente se caracteriza por presentar tres síntomas recurrentes:

– Dificultades a la hora de comunicarse, tanto a nivel de lenguaje como gestual.

– Aislamiento social severo.

-Realización de patrones estereotipados de conducta. Por ejemplo, gestos y expresiones que se pueden repetir contantemente y sin ningún tipo de variación.

Respecto a sus causas, aunque a día de hoy la ciencia no ha podido determinar con exactitud su origen concreto, existen una serie de indicadores más que probables que guardan relación tanto con la genética como el contexto ambiental. Poniendo el foco en lo genético, diversas investigaciones han descubierto que ciertos genes sí están relacionados con el desarrollo de esta enfermedad. E incluso estudios más específicos ya han demostrado que los enfermos de este trastorno neuropsiquiátrico disponen de ciertas irregularidades en varias regiones cerebrales.

Para el diagnóstico del autismo infantil, existen una serie de indicadores que se pueden dividir entre precoces (antes del primer año de edad) y los tardíos (después).

Entre los indicadores precoces encontramos señales como que el bebé aún no ha balbuceado ninguna palabra, no ha señalado ningún objeto o persona, sigue sin establecer contacto visual, no sonríe, no responde a su nombre o ha sido incapaz de mostrar receptividad de índole social.

Respecto a los indicadores más tardíos encontramos que no ha pronunciado palabras hasta los 16 meses o frases hasta los 24 meses, muestra desinterés en hacer amigos, no es capaz de mantener una conversación, muestra poca imaginación, mantiene rutinas que le generan angustia cuando no se cumplen y ofrece excesivo apego a determinados objetos o juguetes.

Guía para mejor el sueño a los niños con autismo

Por regla general, los niños que se sitúan en la edad escolar suelen necesitar entre 10 y 11 horas de sueño. Sin embargo, algunos niños que padecen autismo infantil no necesitan tantas horas de sueño. Este apunte es importante a la hora de concebir el descanso de los pequeños que se encuentran en el espectro autista. Aunque sí es cierto que pueden generar trastornos del sueño, partir de esta premisa resultará importante. Y es que, acostarlos antes de su hora puede endurecer sus síntomas o incluso generar nuevos problemas relacionados con dormir. Y, en el peor de los casos, también pueden padecer otros trastornos como roncar, respiración agitada o incluso orinarse en la cama.

Para ayudarles a disfrutar de una mejor higiene del sueño que los lleve al descanso que se merecen, existen una serie de consejos, pautas y rutinas:

Proporciónale el mejor entorno para dormir

Igual que sucede con todos los durmientes, la habitación donde dormimos debe ser tranquilo, cómodo, a una temperatura próxima a los 22 grados, carente de ruidos y oscuro. Además, en el caso de los niños con autismo, es importante fijar una pequeña lámpara con luz muy tenue y proporcionarles un pijama cuya textura no les incomode.

Establece una rutina para antes de que se acuesten

Es importante que los 30 ó 45 minutos antes de acostar a los niños disfruten de una rutina que incluya actividades tranquilizadoras. Esta estabilidad les ayudará a calmarse, por lo que cumple el mismo orden de manera diaria. Por ejemplo, el patrón puede contar con las siguientes actividades: ponerse el pijama, visitar el baño, lavarse los dientes, leerles un cuento y acostarse. Obviamente, huye de estímulos visuales como la televisión y las demás pantallas electrónicas.

Mantén un horario regular

Partiendo de sus propias necesidades, pero también de la conciliación de tu propio horario, fija una hora para acostarlo y otra para despertarlo. Es importante que estas horas sean las mismas durante los siete días de la semana.

Enséñalo a dormir solo

Este punto conlleva el mismo nivel de importancia y dificultad. Será un proceso largo que conllevará varias semanas, pero muy satisfactorio. Para lograrlo, tendrás que ser constante y hacerlo poco a poco. Por ejemplo, si normalmente lo acuestas y te sitúas en la cama junto al pequeño, poco a poco tendrás que ir alejándote. ¿Cómo? Comienza por pasar a sentarte en una silla próxima a la cama. Progresivamente, tendrás que ir alejando esa silla. Al cabo de unas semanas, la silla se encontrará fuera de la propia habitación, haciendo que el contacto visual ya no exista. Además de ello, tendrás que ir reduciendo la atención que le prestas a tu hijo, minimizando las conversaciones y los gestos.